Buena Senal
Resumen del Libro
Hugo Figueroa Brett es en definitiva un marino de guerra que ha preferido siempre andar en corcel y en ferrocarril, cabalgando en sus perros Tom-Ton, un feroz Bull Terrier con su ojo negro de bucanero y Dante Alighieri, un gigantesco mastín napolitano que comían mangos, fresas y dátiles sin perder su carácter. De años ha estado dándole vueltas a Maracaibo desde los barcos coloreados, retorcidos y centellantes de su padre el pintor Natividad Figueroa. Del faro del puerto, su puesto comando, vigiló por años los barcos piratas buscando en ellos los condumios de ultra mar para su mesa, las carnes en salmuera, los jamones curados y encurtidos, los huevos de tortuga, sus vinos y gritos de abordaje para cuando llegara a algún lugar.Un viajero impenitente de impecable traje de dril blanco, el blanco de la marinería del mar de Carirubana, Falcón, donde finalmente a estado buscando su sal. El mar late…hay más agua que sangre .Hugo ha sido siempre casa y mujer, su casa, esa casa que construye siempre, la que habita y la que sueña, y la que va a seguir construyendo de ladrillo y piedra, de roble y caoba levantados por el guajiro Néstor, jefe de obras de sus casas, la misma y única casa de siempre, incluyendo a Paradiso, y por su hijo Francisco y bailada por Antonin Perfecto Generoso, casa habitada siempre por mujeres, mujeres colgando en lienzos, olor de mujeres y risas, hijas de boleros y de poesías a grito hiriente.Alguien me había dicho ya quien era. Conocí al poeta Hugo Figueroa Brett a 10 mil metros de altura en vuelo Caracas-Maracaibo. Con su dril blanco impecable, una corbata roja sangre, con un whisky en la mano y cantando en el pasillo del avión. Cierto, no le ha faltado el escándalo ni el sol. Esa mediodía de fiestas terminamos en la botadura de un ferry en un muelle privado y luego, en su camioneta inglesa en la Casa de Astrid y Casa, su casa de siempre, el libro vino luego, en San Jacin Bar, la casa de Hugo, la casa de sus mujeres.Es una muy …
