La Dieta Atlantica/ Diet Atlantic
Resumen del Libro
Si usted cree que todo tiempo pasado fue mejor, que su abuela guisaba como nadie, que el mejor pescado es el de su costa, que la naturaleza es buena y el sushi sano, mejor lea otro libro. Si decide leer La dietAtlántica comprobará que no vive en la Tierra sino en un Océano con playas, que la vida vertical de los mares es más desconocida que el Espacio exterior, que los vascos pescaban ballenas en el 600 –¡ole tus arpones!– y descubrieron América, que nunca se comió tanto pescado, pero que de la pesca, el pescado y el pescadero, mejor desconfiar. Y que mucho hablar de dieta mediterránea, pero hasta el tomate llegó por el Atlántico. ¿Qué más? La distrofia es el hambre soterrado de los gallegos, Josep Pla veía el paisaje en la cacerola pero ¿qué hacen entonces los catalanes con el bacalao nórdico y el calabacín azteca de la escalibada? La Europa de los ancianos come sexagenarios: peces pescados a mil metros de profundidad, que tienen 60 años cuando dan la talla… Eso sí: jamás hubo tanto pescado tan fresco en los platos. El tefal permitió una nueva cocción, con piel crujiente. Sin olvidar la cocción unilateral para el salmón. O ese compromiso casi gallego –ni lo crudo ni lo cocido de Lévi Strauss sino todo lo contrario– que es el cebiche. Y cuidado: sí hay anisakis en el sushi, el hombre lo tiene crudo. Océano. O sea, sí: hay que meterse en profundidades. Y todo en un solo libro. Para que luego digan que el pescado es caro.