El Odio A La Música

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No podemos no oir. Oimos desde antes de nacer hasta mientras morimos. 0ir se dijo en latin obaudire, que en castellano termino dando obedecer. Podemos no obedecer a la musica? Hoy parece haber musica en todas partes, continuamente, en los taxis, en los restaurantes, en la calle, en las casas. La sorpresa es el silencio, y el vertigo. Hoy, ademas, en el siglo veinte, por primera vez, si escuchamos musica, escuchamos la de otro siglo, no la que hoy se escribe y a veces se ejecuta. Considerando lo anterior -y mucho, mucho mas-, Pascal Quignard indaga en las raices de la musica, en su invencion, su creacion, en el modo como nos afecta y se la ha utilizado y utiliza. Hace esto recurriendo a una erudicion asombrosa y a una disciplina intelectual acreditada en decenas de libros publicados, disciplina y entusiasmo erudito que van acompanados -y esto es poco habitual y decisivo- por una imaginacion aguda y flexible que le permite establecer conexiones inesperadas y generalmente insospechadas. El odio a la musica esta construido, ademas, musicalmente, por ejemplo con termas que se insinuan, se anuncian o se desarrollan y que posteriormente se retoman, conectan, se replican y complican. Como otros libros de Pascal Quignard, este necesita de una lectura pausada y reiterada, obliga a relectura. El resultado: todo un territorio y un horizonte olvidados, poco dichos, en rigor nuevos.

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